lunes, 14 de noviembre de 2011

Y también en el suplemento de Educación de Clarín

Luego de su paso por la revista de La Nación, ahora Drácula y su dentista llegaron al suplemento de Educación de Clarín. Mis agradecimientos a Verónica Maguitman por la tan linda reseña que hizo del libro.
El orgullo sigue creciendo y "Drácula va al dentista" sigue avanzando. Hacia allá vamos!!!

lunes, 8 de agosto de 2011

Preguntas

Algo debo tener con el asunto de la identidad, del entender qué estamos haciendo. Todo el tiempo me estoy haciendo preguntas. Algunas más profundas, otras más en chistes, pero siempre con la intención de saber qué piensan los demás. Creo que nadie sabe de qué trata todo esto (léase "la vida") y sin embargo vamos para adelante como topadoras. No se si está bien, se que es la forma de no quedarnos.

¿Seré buen padre? / ¿Seré buen escritor? / ¿Seré buena persona?
Todo el tiempo quiero que "alguien" me diga que si. Y cuando me lo dicen, la tranquilidad me dura un tiempo, hasta que las dudas vuelven a aparecer.
En los tres ítems he tenido buenas críticas. Tal vez sea hora de romper con las dudas, romper con los esquemas y no preguntar más para saber de qué trata, para la seguridad, sino para inventar nuevos caminos. Respuestas que nos hagan conocer puertas, antes que paredes (que por más colores que tengan, no te llevan a ningún lado).

lunes, 1 de agosto de 2011

Drácula va al dentista y a la revista de La Nación

Tomando la idea de la sección de mi amigo Jose, denominada "Autobombo", aprovecho para contarles una muy linda noticia. "Drácula va al dentista" apareció en la sección Explorador, de la revista de La Nación. Fabiana Scherer escribió una excelente reseña en la parte dedica a Libros de Chicos.
Un orgullo y una alegría inmensa. Muchas gracias Fabiana, por tus palabras!!!
Así que, como siempre decimos, a seguir viajando.


miércoles, 27 de julio de 2011

Taller de confección

 
Y llegó el día nomás. Con muchos nervios, de esos que me agarraban antes de los exámenes, llegué a la Feria del Libro Infantil y Juvenil media hora antes de empezar… Antes de empezar mi taller y la Feria, porque tenía el primer horario (14 a 15 horas).
Ya aprendí, para la próxima, no volver a pedir ese turno. Los chicos entran, dan vueltas, se adaptan al lugar y después empiezan a fijarse en las actividades que hay.
Recién a las 14:30 llegaron los primeros participantes y el lugar tomó otro color. Digamos que ya me veía jugando al solitario durante una hora, pero mi mujer sacó a relucir sus conocimientos en marketing y convocó a varios chicos que pasaban por allí.
Con más niñas que niños (se ve que en esta etapa las mujeres escriben más), arrancamos la actividad. Las diferentes tarjetas con dibujos de profesiones, animales, transportes, juguetes y acciones, sirvieron para que los pequeños escritores fueran armando un personaje y, a través de lo que hacía o con quien se relacionaba, comenzaron a escribir. La idea era que, cada vez que se trabaran, las tarjetas les sirvieran para abrirse caminos.
Aquellos que terminaron antes de finalizar el taller, pudieron mostrarme los cuentos, pero igualmente todos se llevaron el mail para enviarme los trabajos (los cuales ya empecé a corregir).
Lo que más contento me puso fue la producción que lograron. Todos escribieron algo, usando la consigna, y salieron cosas muy interesantes.
Feliz, entusiasmado, y con las piernas flojitas por haberme relajado, di un paseo por la Feria (aquella en la que todo se inició, un año atrás, y me vio volver con un libro editado y un taller para dar).
Gracias a los chicos que participaron y espero que sigan escribiendo tan hermosos cuentos.

miércoles, 13 de julio de 2011

Feria del Libro Infanil y Juvenil 2011

Los invito a participar del taller que daré en la Feria. Espero a todo aquel que quiera escribir y divertirse un rato.

jueves, 16 de junio de 2011

Llegamos a las librerías

"Drácula va al dentista" llegó a las librerías. Pueden encontrarlo en CÚSPIDE y en NADIR (Av. Scalabrini Ortiz 274).
Aquí podemos observar que bien alojado está el libro en la vidriera. Están invitados a pasar y adoptar uno para llevarlo a sus casas.


domingo, 29 de mayo de 2011

Huesos

González se sentó apoyando la carne en la mesa y quedó con la vista fija en el plato. Tanteó hacia los costados buscando los cubiertos y con las manos temblorosas cortó unos pedazos, se llevó uno a la boca y comenzó a masticar.
En el otro extremo de la habitación junto a la puerta, tirado como una alfombra vieja, se encontraba el perro rodeado de cartas. Todas cerradas y con la palabra vencimiento.
Tragó y manteniendo la vista en el plato, soltó un fuerte suspiro. El ruido atravesó la habitación hasta encontrarse con el par de orejas peludas. El hocico poco brilloso empezó a funcionar, y la respiración aumentó comprimiendo las costillas contra la piel.
Dejando el cuchillo en la mesa, estiró la mano hasta alcanzar la sección de empleos. Los ojos cambiaron de posición apenas unos centímetros, sin molestar al tenedor que comenzaba un nuevo recorrido.
Ya sobre las cuatro patas y en un lento andar, comenzó a acercarse. La baba producida por un espaciado jadeo, caía desde la lengua.
Con la comida llegando a la boca dio vuelta la página, guiando al dedo índice a través de los clasificados. En el mismo instante, unos dientes opacos se asomaban por debajo de la mesa.
Al tratar de pinchar un nuevo pedazo, el ruido del metal le devolvió la vista al plato vacío, giró la cabeza y detectó una cola alejándose en furioso movimiento pendular. Insultando, se tiró contra las patas traseras logrando atraparlas. El animal al ser embestido, sólo atinó a cerrar la dentadura evitando soltar la carne.
Los primeros golpes fueron contestados con gruñidos, para no desarmar el cerrojo producido por los dientes. Esto molestó aún más a González, que aumentó la intensidad del castigo. Puño derecho, sangre, respiración entrecortada, puño izquierdo, huesos rotos, olor a transpiración pesada, oscura. Así continuó mecánicamente, sordo a las quejas, hasta detenerse debido al cansancio y el dolor en las manos.
Se sentó al lado del cuerpo inmóvil, se secó los ojos humedecidos de sudor y pudo ver la boca abierta junto al pedazo de carne. Lo comió sin importarle la saliva que tenía, mientras unas lágrimas caían a través de una leve sonrisa.
Cuando ya no quedaban restos, se levantó sin mirar atrás y continuó camino hasta llegar al dormitorio, terminando sobre una cama vieja.
Durmió profundamente, con la cara oculta en el colchón de resortes vencidos que absorbía todo el cuerpo. Sólo los tobillos sobresalían.
Durante la noche, una puntada en los músculos lo hizo desacomodar. Luego, un fuerte tironeo en la zona del pie terminó por desgarrar el dolor.
González retorcido y ahogado en un grito, abrió los ojos. Un saco peludo de huesos jadeantes, lo miraba con la boca llena de sangre y piel.